Capítulo 6: El mundo, sus rincones y sus gentes.
Me sentía como si me hubiesen dado una paliza. El estómago me ardía y la cabeza me iba a estallar. Pensar en comer me producía arcadas. Necesitaba un cigarro. La noche fue dura. Creo que llegué sobre las 7 de la mañana a casa. Recuerdo que vine dando un paseo mientras fumaba un cigarrillo recordando la noche. Tuve la suerte de conocer una chica interesante, inglesa. Recuerdo que la acompañé junto con un amigo y otra chica a un after. Un tugurio de mala muerte lleno de gente que no quería dormir, o no podía de las drogas que llevaban encima. Ellas lo quisieron, yo ya había estado alguna vez allí, pero no lo recomendaba demasiado. Bueno a mi todo eso me la trae un poco floja, ya que voy por la música, un buen dj sin duda alguna, de la vieja escuela: a vinilos. Así que mi compañero de gesta y yo, las acompañamos como buenos caballeros al local.
La música del local no estaba demasiado alta y se podía charlar. Tampoco había mucha gente en el local, poca gente aguanta tanto la mañana de un miércoles. Al principio, cuando nos las encontramos, chapurreamos un poco de inglés yo haciendo todo lo posible, que entenderlo lo entiendo bastante bien, pero hablar me cuesta mucho mas. Me da vergüenza poner ese acento ante gente desconocida a veces. Resultó ser al final que la chica sabía mucho mas que yo: cinco idiomas. Vaya con la chavala pensé. Yo haciendo un alarde de caballerismo no di ninguna señal ninguna de intención de algún tipo de encuentro. Así que la noche fluyo tranquila, charlando como viejos amigos. Que grande es el mundo y que poco sabemos de el. Y yo ahí: en un tugurio de mala muerte intentando trasmitir al resto del mundo mis pensamientos. Que ansias de conocer gente, de descubrir nuevas cosas. De ver mundo. De hablar idiomas. Joder que envidia me dio aquella chica, como me gustaría salir por ahí de esa manera. Catalán, español, italiano (este menos perfeccionado), francés y un inglés natal que sonaba muy dulce.
Dios necesito una ducha. También un cigarro.
Media hora después estaba listo para llevar a cabo las tareas del día. Escribir un rato, hacer las compras necesarias y tumbarme a disfrutar de una buena película. Mañana será otro día. Pero no se porqué tengo la sensación de que no voy a quitarme en todo el día a esa chica de la cabeza. Supongo que no la volveré a ver jamás. Pero cosas como esta me hacen darme cuenta de que la vida es corta, que hay que aprovecharla, que hay que luchar por todo lo que te gusta y cumplir tus metas. Dios que ganas de viajar.
Me sentía como si me hubiesen dado una paliza. El estómago me ardía y la cabeza me iba a estallar. Pensar en comer me producía arcadas. Necesitaba un cigarro. La noche fue dura. Creo que llegué sobre las 7 de la mañana a casa. Recuerdo que vine dando un paseo mientras fumaba un cigarrillo recordando la noche. Tuve la suerte de conocer una chica interesante, inglesa. Recuerdo que la acompañé junto con un amigo y otra chica a un after. Un tugurio de mala muerte lleno de gente que no quería dormir, o no podía de las drogas que llevaban encima. Ellas lo quisieron, yo ya había estado alguna vez allí, pero no lo recomendaba demasiado. Bueno a mi todo eso me la trae un poco floja, ya que voy por la música, un buen dj sin duda alguna, de la vieja escuela: a vinilos. Así que mi compañero de gesta y yo, las acompañamos como buenos caballeros al local.
La música del local no estaba demasiado alta y se podía charlar. Tampoco había mucha gente en el local, poca gente aguanta tanto la mañana de un miércoles. Al principio, cuando nos las encontramos, chapurreamos un poco de inglés yo haciendo todo lo posible, que entenderlo lo entiendo bastante bien, pero hablar me cuesta mucho mas. Me da vergüenza poner ese acento ante gente desconocida a veces. Resultó ser al final que la chica sabía mucho mas que yo: cinco idiomas. Vaya con la chavala pensé. Yo haciendo un alarde de caballerismo no di ninguna señal ninguna de intención de algún tipo de encuentro. Así que la noche fluyo tranquila, charlando como viejos amigos. Que grande es el mundo y que poco sabemos de el. Y yo ahí: en un tugurio de mala muerte intentando trasmitir al resto del mundo mis pensamientos. Que ansias de conocer gente, de descubrir nuevas cosas. De ver mundo. De hablar idiomas. Joder que envidia me dio aquella chica, como me gustaría salir por ahí de esa manera. Catalán, español, italiano (este menos perfeccionado), francés y un inglés natal que sonaba muy dulce.
Dios necesito una ducha. También un cigarro.
Media hora después estaba listo para llevar a cabo las tareas del día. Escribir un rato, hacer las compras necesarias y tumbarme a disfrutar de una buena película. Mañana será otro día. Pero no se porqué tengo la sensación de que no voy a quitarme en todo el día a esa chica de la cabeza. Supongo que no la volveré a ver jamás. Pero cosas como esta me hacen darme cuenta de que la vida es corta, que hay que aprovecharla, que hay que luchar por todo lo que te gusta y cumplir tus metas. Dios que ganas de viajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario